Durante años, tener una flota de vehículos fue símbolo de crecimiento y estabilidad. Las empresas que contaban con sus propios carros eran vistas como sólidas y autosuficientes. Pero hoy, esa mentalidad ha cambiado.
Durante años, tener una flota propia de vehículos era sinónimo de autonomía, de poder logístico y, para algunas industrias, incluso de prestigio. Sin embargo, en la actualidad, lo que realmente distingue a las empresas inteligentes es su habilidad para liberarse de lo que no necesitan poseer… y acceder a soluciones eficientes, sin la carga de la propiedad.
La movilidad líquida es la evolución de la movilidad tradicional. Ya no se trata de adquirir vehículos, sino de acceder a una solución integral de transporte empresarial bajo demanda, sin ataduras ni inversiones pesadas.
